En 2025, el ritmo de la tecnología no se detiene. Entre una renovación estética de software, inversiones masivas en infraestructuras y reflexiones sobre el papel de la lectura para el liderazgo, cinco hilos dibujan el rumbo del sector.

One UI 8.5 llega a Samsung con un giro radical: iconos, animaciones, menús y hasta el diseño de apps populares cambian. En el video oficial, los colores suaves de las versiones anteriores dan paso a tonos más saturados y a un efecto de cristal que recuerda al Liquid Glass de iOS 26. Los iconos y botones muestran un tratamiento más acristalado y capaz de adaptarse a diferentes dispositivos, mientras las animaciones prometen un movimiento más fluido y natural, cercano a lo que muchos ya han comparado con iOS 26.

No solo se trata de estética. Se espera que el rediseño llegue a otras plataformas dentro del ecosistema de Samsung, incluidas tablets y televisores, y que la beta comience a finales de este año. El primer dispositivo en recibir la versión final podría ser el Galaxy S26, según los adelantos filtrados. En la app Internet de Samsung se aprecian cambios en la pantalla principal y en la barra de navegación, con un estilo más acristalado que facilita reconocer iconos ante cualquier fondo.

Este cambio no es trivial: altera la experiencia diaria de usuarios y describe una visión de software donde la coherencia visual y la legibilidad se priorizan. Un diseño más pulido y dinámico puede influir en la satisfacción y en la productividad, especialmente para usuarios que dependen de múltiples dispositivos dentro del ecosistema Samsung.

Mientras Samsung explora este salto estético y de interacción, otros ámbitos del software y del hardware quedan conectados: el énfasis en animaciones suaves y en un aspecto de cristal podría acoplarse a futuras actualizaciones de otras plataformas de la marca, ampliando la experiencia a tablets y televisores de forma más cohesiva.

En paralelo, el sector tecnológico mira hacia el frente con un recordatorio claro: la experiencia de usuario y la coherencia de diseño pueden ser factores decisivos para la adopción de nuevas tecnologías, incluso cuando se anuncian avances en IA y centros de datos. La combinación de usabilidad, rendimiento y estética podría definir la próxima ola de actualizaciones en Android y más allá.

En resumen, One UI 8.5 no es solo una versión más; es una declaración sobre cómo Samsung quiere que interactuemos con sus dispositivos en un ecosistema cada vez más integrado, donde cada gesto y cada icono cuentan.

En la siguiente sección, observamos otro frente donde la tecnología ya no vive aislada de la energía: el crecimiento de centros de datos impulsados por IA y su relación con las energías renovables y la infraestructura eléctrica global.

La expansión de centros de datos impulsados por IA está transformando el mapa económico y energético mundial. Según la Agencia Internacional de Energía, se invertirán 580.000 millones de dólares este año en centros de datos, superando por 40.000 millones la inversión global en nuevas exploraciones petroleras. Este giro señala un cambio de paradigma: la potencia de la economía del siglo XXI se alimenta desde los data centers y sus algoritmos, no desde el subsuelo.

Sin embargo, ese crecimiento trae tensiones. Muchos centros se ubicarán cerca de grandes urbes, lo que incrementa la demanda sobre redes eléctricas ya saturadas. En EE. UU., la concentración de demanda podría representar un reto sistémico. A la vez, hay señales positivas: la apuesta por energías renovables, especialmente la solar, ofrece una solución práctica y rentable. Construir un campo de paneles solares junto a un centro de datos reduce trámites y garantiza un suministro directo y escalable.

Entre las iniciativas destacadas destacan inversiones de grandes tecnológicas. OpenAI ha anunciado una inversión potencial de 1,4 billones de dólares en centros de datos para la próxima década; Meta planea destinar 600.000 millones y Anthropic 50.000 millones. Estas cifras, aunque astronómicas, abren oportunidades para un ecosistema de startups que trabajen en soluciones energéticas innovadoras y en arquitectura de centros más eficientes.

Un desafío clave es la integración de estas instalaciones con las redes existentes. En épocas de alta demanda, como el verano en Texas, podrían verse más interrupciones si no se gestiona adecuadamente. Surgen soluciones como Redwood Energy, unidad de Redwood Materials, que reutiliza baterías de EV para crear microredes dedicadas a centros de datos, logrando islas energéticas independientes y con demanda más predecible.

Este enfoque podría marcar la llegada de una nueva generación de empresas centradas en gestionar el impacto ambiental desde el origen y no solo en el almacenamiento de datos. Además, gobiernos y reguladores estudian incentivos fiscales para impulsar estas transformaciones, mientras la ubicación de centros de datos se desplaza hacia áreas periurbanas, reshaping landscapes y planes urbanos.

La sostenibilidad deja de ser un lujo para convertirse en una necesidad competitiva: alimentar estos centros con energía renovable reduce costos operativos a largo plazo y fortalece la reputación corporativa. El camino hacia un sistema energético capaz de sostener la IA exige cooperación público-privada para evitar fallos en la red y garantizar un crecimiento responsable.

Más allá de las cifras, lo que está en juego es la capacidad de las ciudades y las empresas para planificar infraestructuras que acompañen el ritmo de la demanda tecnológica sin comprometer el medio ambiente. En este contexto, se vislumbran alianzas entre sectores y nuevas soluciones para refrigeración, uso del suelo y gestión del agua, que podrían definir los próximos años en la planificación regional.

La historia no se detiene ahí. El pulso de la IA continúa exigiendo una infraestructura física robusta y sostenible, una realidad que redefine el concepto de crecimiento tecnológico y su impacto en la vida diaria de las personas y en la economía global.

En una nota aparte, la conversación sobre la cultura y el liderazgo tecnológico también encuentra su lugar en este mosaico. Un artículo del Financial Times discute cómo la lectura y la cultura pueden enriquecer a los líderes en una era dominada por la IA y la velocidad. El intercambio entre Joyce Carol Oates y Elon Musk encendió debates sobre filisteísmo, talento y el papel de la cultura en el mundo de los negocios.

Diversos expertos citan la lectura como una fuente de curiosidad, empatía y pensamiento a largo plazo. Satya Nadella, por ejemplo, reserva un día al mes para leer; otros señalan que la ficción y la literatura permiten explorar la complejidad humana y formar equipos más creativos y humanos. Este enfoque sugiere que las empresas pueden beneficiarse de incorporar hábitos culturales en su vida diaria y en su capacidad para liderar en tiempos de cambio acelerado.

En este marco, GeminI 3 de Google marca otro hito. Google ha presentado Gemini 3, una nueva versión de su modelo de IA. Aunque la mayor parte de las mejoras son visibles para usuarios avanzados, la disponibilidad inicial se anunció para los próximos días, con Gemini 3 Pro como la versión más avanzada. Para la mayoría, los cambios pueden ser sutiles al principio, pero preparan el terreno para capacidades más potentes y colaborativas en el futuro cercano.

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