La carrera por la IA no solo se decide en algoritmos: se juega en la mezcla entre hardware, ecosistemas y decisiones estratégicas que hoy muestran un mapa tecnológico cambiante. En cuestión de días se cruzan tres hilos que definen el rumbo: la competencia entre NVIDIA y Google en chips de IA, las señales mixtas de valoración de mercado y, por último, las experiencias de usuario y consumo de software impulsadas por IA.

Google ha desarrollado sus Tensor Processing Units (TPUs) durante años y ahora las presenta como alternativas sólidas para cargas de IA, especialmente en inferencia. Aunque Jensen Huang, CEO de NVIDIA, afirmó que sus GPUs están "una generación por delante" de los chips de Google, la compañía de Alphabet no ha dejado de evolucionar. Google Cloud sostiene que está "experimentando una demanda acelerada tanto de nuestras TPUs personalizadas como de las GPUs de NVIDIA; estamos comprometidos a soportar ambas, como hemos hecho durante años". Además, Google ya financia a Anthropic y suministrará TPUs para centros de datos que trabajen con Claude; los rumores apuntan a que Meta podría adoptar estos chips en el futuro. En respuesta, NVIDIA no esconde su ambición: celebra los avances de Google y, al mismo tiempo, mantiene su promesa de liderazgo tecnológico, recordando que Gemini —renovado a Gemini 3— puede correr sobre su tecnología.

La conversación no se reduce a una competencia entre GPUs y TPUs. CUDA, la plataforma de NVIDIA, sigue siendo un comodín importante: el ecosistema y la experiencia de desarrollo que ha construido podrían dificultar que competidores sustituyan su base. A la vez, todos miran hacia una industria que no se limita a una sola empresa: AMD, Intel, Microsoft, Amazon, OpenAI, Broadcom y TSMC también han mostrado enfoques para construir o complementar infraestructuras IA. La pregunta es si Google logrará derribar la hegemonía de NVIDIA o si el ecosistema CUDA seguirá siendo un motor de desarrollo difícil de superar.

En el plano económico, surgen preocupaciones sobre valoraciones y concentración. Una mirada de Amundi sugiere que las bolsas podrían estar en niveles similares a los de 2000, impulsadas por la concentración y el rally del sector de IA. Si bien los gigantes tecnológicos mantienen resultados sólidos, el gestor aconseja diversificar y mirar más allá de las grandes tecnológicas para invertir en infraestructuras, energías verdes y redes, entre otros sectores. La idea es gestionar la volatilidad y buscar rentabilidad a medio plazo sin depender exclusivamente del rendimiento de las grandes mega‑cap tecnológicas.

En el terreno del consumo, la adopción de IA entre usuarios finales aún tiene recorrido. Por ejemplo, la mayoría de propietarios de teléfonos Samsung no han utilizado aún herramientas de IA para editar fotos, lo que ilustra que la penetración de IA en la experiencia diaria está aún en etapa de maduración, a la espera de interfaces más simples y resultados visibles para el usuario común.

La temporada de ofertas también refleja esta dinámica: ofertas de software que combinan dispositivos y herramientas de productividad demuestran que, aunque la nube y sus suscripciones dominan, existen mercados para licencias perpetuas. Un ejemplo destacado es Office 2021 Pro, que se ofrece por vida a 29,28 euros, con aplicaciones que funcionan localmente sin necesidad de suscripción. Estas licencias y packs, junto a otras variantes de Office y Windows, muestran que los usuarios siguen buscando opciones flexibles para combinar software y hardware sin depender enteramente del modelo por suscripción.

En conjunto, estas noticias dibujan un escenario en el que la IA ya es una fuerza que empuja a proveedores de hardware, plataformas en la nube e inversores a revisar estrategias. NVIDIA continúa apoyándose en CUDA y su posición en GPUs, mientras Google avanza con TPUs como complemento y, en algunos casos, como alternativa para estructuras de IA. Los inversores observan con cautela la volatilidad y buscan diversificar para recoger oportunidades sin depender de una única vía de crecimiento. Y para el consumidor, la promesa de experiencias IA más útiles y accesibles continúa, aunque la adopción real se está materializando poco a poco.

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