En estas semanas de cierre de año, la tecnología late en varios frentes. En el terreno del consumo, el Black Friday trae ofertas que acercan dispositivos a precios atractivos: Samsung presenta una tablet ultrabarata, el iPad Air M2 de 13 pulgadas aparece con grandes descuentos, y hay robots aspiradores con rebajas destacadas. También destacan auriculares gaming de gama alta a precios sorprendentes y wearables con baterías de larga duración y pagos NFC para seguir la actividad física. Incluso hay una pulsera con batería de hasta 10 días y seguimiento del deporte, cuyo precio ha tocado su mínimo histórico. Y para quienes priorizan la limpieza del hogar, una aspiradora sin cables se ofrece por 82 euros durante unos días.

En el plano cultural y tecnológico, la crítica de Singular explora la cada vez más cercana relación entre inteligencia artificial e inteligencia emocional. La historia, creada por Alberto Gastesi, cruza drama familiar con ciencia ficción en la que la IA aparece como un recurso narrativo que plantea preguntas sobre lenguaje, pensamiento y emociones. La crítica apunta a que el guion ofrece golpes de guion que añaden nuevos sentidos a la trama y un tono que combina humor y tensión.

La conversación sobre IA va más allá de la pantalla: un análisis reciente cuestiona la promesa de una AGI—inteligencia artificial general—y enfatiza que dominar el lenguaje no equivale a pensar. Se recuerda que muchos proyectos actuales se basan en grandes modelos de lenguaje, pero los expertos señalan que ese camino podría ser un callejón sin salida sin avances que permitan a las máquinas aprender del mundo y razonar como los humanos. A la vez, se advierte que el hype ayuda a justificar inversiones en potentes infraestructuras, aunque la realidad actual muestra signos de desaceleración en los saltos revolucionarios de la IA generativa. Algunos especialistas, como Andrej Karpathy, esperan que la AGI llegue en una década más, si es que llega.

En el día a día de las ciudades, la tecnología ya se nota en la movilidad. Renfe ha estrenado su propio Google Maps para que los usuarios sepan si el tren de Cercanías o Rodalíes llega con retraso. El mapa, disponible en una página web, muestra en tiempo real la ubicación de los trenes y su estado con una codificación por colores: verde para puntual, naranja para retraso ligero y rojo para retraso mayor. Además, se puede ver la ruta y la hora prevista de llegada, y la señal se actualiza a medida que el tren se mueve. La integración con balizas de Adif y sistemas de atención al viajero mejora la precisión, y Renfe ha indicado que terceros, como Google Maps, podrán difundir este servicio para facilitar la planificación de rutas.

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